viernes, 23 de febrero de 2024

UN ARTE DE LA GRATITUD

 


UN ARTE DE LA GRATITUD


©Giuseppe Isgró C.




A Kabir, le costaba aceptar que los peces, en el mar, pudiesen tener sed.
Y, qué es lo que ocurre con el ser humano? En un entorno que lo contiene todo, anhela lo que, teniéndolo en abundancia, deja de verlo, y aún cuando no tiene nada de que quejarse, se queja de que no hay nada de que quejarse, y de que, se encuentra aburrido (a).
La botella medio llena, y la medio vacía: Cómo la vemos? Es el mejor indicador de la mentalidad positiva, o lo contrario.
La gratitud es la clave esencial. Esta mañana no hay café? Pero, hay agua? Demos gracias por lo que hay. Es una cuestión de actitud mental; de expectativas.
Joseph B. Rhine, descubrió, en su laboratorio de Parapsicología, entre 1928-1932, que gran número de personas alteraban los resultados mínimos que debían obtener, en las pruebas de Percepción extrasensorial y en las de Psicoquinesia, por efectos estadísticos, aun cuando no poseyeran facultades desarrolladas.
Eso le llamó la atención a Rhine y su equipo. Percibió que se trataba de cuestión de perspectivas. Tenían la facultad desarrollada, pero en polaridad inversa, es decir: Negativa.
Esas personas no creían que pudiesen tener aciertos en las pruebas con las cartas Zener, o en las de Psicoquinesia, mediante el lanzamiento de los dados, en Laboratorio experimental.
De los cinco aciertos mínimos que toda persona, sin desarrollo de sus facultades, debían tener, en un ciclo de 25 pruebas, lograban cuatro, tres, y algunas veces, ni eso, como resultado.
Los investigadores detectaron que los sujetos de experimentación alteraban los resultados por sus expectativas negativas; éstas siempre se cumplen, en positivo, o en negativo.
Si se cree que se puede, se puede; si se cree que no se puede, no se puede. As{i de simple. Siempre se tendrá la razón.
El buen "quejón", -o la buena "quejona"-, si mirara bien, tiene todo para ser feliz; y podría ser feliz con solamente cambiar de actitud mental negativa, a positiva.
La mente sólo puede albergar una índole de pensamientos y sentimientos: positivos o negativos; los unos expulsan de la mente, y de la conciencia, a los de índole opuesta.
Anotemos en una libreta, para revisarlas con frecuencia, cien cosas por las cuales dar gracias a la vida. Con este solo ejercicio, activaremos la ley de atracción, y la de repulsión: Atraeremos cosas análogas, y repeleremos, todo lo que sea contrario, como un escudo protector.
Es preciso recordar que se tiene  vida, salud, familia, amigos, trabajo, conocimientos, un entorno propicio y oportunidades escondidas en las situaciones que se afrontan.
Recordemos los éxitos pasados, por grandes o pequeños que sean; al volver a visualizarlos en la pantalla mental, la fuerza de atracción de las imágenes inherentes, atraerán nuevos éxitos de análoga naturaleza.
Es necesario mirar las cosas hermosas de la vida y ayudar a otros a encontrar lo que anhelan. Con solo eso, comenzarán a fluir las cosas que anhelamos, en nuestra vida.
Expresar más amor, más servicio, más amistad, más tolerancia, más perdón, más justicia en nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y actos, y realizar estudios integrales que mejoren la propia visión existencial, optimizan el propio trabajo, y permite un mejor servicio en bien de todos.
Conectemos con la Divinidad interior, y desde ésta con la Divinidad universal, y veremos como fluye la luz, la abundancia de bienestar, porque, en esencia, todo eso de la actitud frente a la vida, es una cuestión mental.
Como decía Epicteto: -“Lo que importa es nuestra propia comprensión y actitud frente a las cosas”-.
Y lo que está en la mente, se exterioriza en nuestra vida.
Observemos la obra maravillosa de Dios con entusiasmo y la provisión divina fluirá.
Estemos agradecidos con Dios, con la vida, con los amigos, con los miembros de la familia, con nuestra madre, con el o la cónyuge, con todos, y ese entorno cambiará, ipso facto.
Gratitud, amor, trabajo, estudio, expectativas positivas, esperanza, confianza en la bondad divina.
Por el amor de Dios, hay que dejar de quejarse. La queja significa un reclamo a Dios.
Y Dios ha manifestado todo perfecto, por medio de la ley cósmica.
Ley cósmica, es preciso conocerla más, mejor y, además, utilizarla, bien.
Recordemos, si no hubiese amargo, ¿cómo podríamos saber que existe lo dulce? Si no existiese oscuridad, cómo se apreciaría la luz? Si no existiese el dolor, ¿cómo sabríamos que el fuego quema?
La regla de oro: Expresar gratitud por todo, a todos, en el Todo. Así, fluirá, cada día más y mejor, la energía creadora, y la luz de la sabiduría de los valores universales, para hacer de la propia vida, una obra maestra.

Adelante.

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